domingo, 24 de enero de 2021

Díaz y Ayuso frente a frente

 

Para el caso de que Pedro Sánchez logre convertirse en dictador, y si no lo consigue no podrá vivir, hay un trabajo con mucho futuro: el de sostenedor de espejos. Por más que haya, nunca tendrá bastantes, así que las plazas son muchas. Pero habrá que esforzarse en saber cómo ponérselos. Y hay que tener en cuenta que su cara es tan insulsa como la de Pedroche, y su cuerpo mucho menos atractivo.

Aunque a lo mejor no hay lugar para todo eso, porque el hombre propone y Dios dispone. Hoy va a ser día de refranes. No todo en Pedro Sánchez es narcisismo, también en él un espacio muy grande para el rencor. Le tiene tanto a Ayuso, y todo por no hincarse de rodillas ante él, o al menos conformarse con quedar en segundo plano, que le ha hecho la campaña, ha redoblado su popularidad, lo de #Ayusodimisión ya es un clásico, hasta el punto de que Pablo Casado está mosca y muchos se extrañan de que todavía no haya hecho con ella lo mismo que con Cayetana.

Pero en Pedro Sánchez todavía queda espacio para muchos más rencores. Alguien tan sometido a sus pasiones como él lo está debería estar recluido en un psiquiátrico. El odio que le tiene a Susana Díaz por habérsele opuesto en un momento le lleva a quererla barrer del mapa, con lo cual la lleva a luchar. Dice otro refrán que Dios escribe recto con los renglones torcidos de los hombres. Y he aquí que ahora muchos socialistas que obedecen a Sánchez, porque les gusta obedecer, vean la oportunidad y prefieran obedecer a Díaz.

Y es el caso de que el rencor de Sánchez puede hacer que sean dos señoras las que opten a la presidencia del gobierno y ello permita también que a él lo hospitalicen, por si fuera posible curarle alguna cosa.

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