Vox es un partido que puede gustar más o menos, pero ha surgido hace poco, o sea, en pleno periodo democrático, y que yo sepa no ha mostrado intenciones de vulnerar ninguna ley.
Por ello, hace falta tener una imaginación muy potente para pensar que Abascal va a entrar en el Congreso con cuernos y a continuación añadir que Riverita blanquea al fascismo al equiparar el asalto al Capitolio con Rodea el Congreso. Es decir, tiene mucha imaginación, pero muy poco talento y menos vergüenza.
Tiene un buen historial delictivo y está de acuerdo con aquel acto antidemocrático que fue Rodea el Congreso, o sea, que lo que le atribuye a Abascal es más probable que lo lleve a cabo ella.
Riverita, por su parte, tampoco intenta imponer nada por la fuerza y la equiparación entre los dos episodios los han hecho muchos, porque realmente son graves y similares. Riverita podrá ser muchas cosas, pero entre ellas no está el fascismo, ni su simpatía por esta ideología tan aberrante como el comunismo.
Por otra parte, hay que reconocer que los podemitas sientan ese rencor hacia Vox. Siempre que el debate se lleva a cabo en igualdad de condiciones cualquiera de este partido le da un baño al podemita al que se enfrenta. Les ocurría lo mismo con Riverita. Es que los de Podemos sufren mucho cuando se enfrentan a gente preparada y con talento. Cuando tienen ventaja sacan a relucir su arsenal de vilezas -cierre la puerta al salir- y su enfermiza imaginación.
La democracia española transcurría con serenidad y relativo decoro hasta que llegaron esos y demostraron que el entramado político español tiene unas fisuras por las que se cuelan los indeseables.
El comunismo está condenado por la UE, por lo que no debería formar parte del gobierno. El partido en el que está esta dama compadrea con Bildu y ERC.
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