sábado, 25 de diciembre de 2021

Felipe VI en la nochebuena de 2021

 

Así como Juan Carlos I fue llevado en volandas por todos y a la vista del virtuosismo de muchos de ellos, más que en ninguna otra cosa, en el arte de robar, no quiso ser menos, Felipe VI, en cambio, vive tiempos convulsos, con lo cual si tuvo alguna inclinación a la jactancia, tan propia de su padre, la ha tenido que desechar, aunque no es probable que fuera así, puesto que su actitud es más parecida a la de su madre, cuyo periplo también fue muy difícil y a la que todo el mundo catalogaba como una profesional. Dicho esto, conviene añadir que Juan Carlos I ha prestado más servicios a la nación que toda la clase política actual, pero es imposible que el gobierno, dada la mezquindad de todos sus componentes, comprenda esto.

El Rey tiene que lidiar con un gobierno tan miserable que sabe que la mitad de los españoles no le puede votar. Ha renunciado a intentar conseguirlo. Su plan para seguir en el poder, que es lo único que le interesa, consiste en embrutecer moralmente a quienes están dispuestos a votarlo aun a costa de arruinarse para siempre. En estas condiciones, el monarca es consciente de que el mejor favor que puede hacer a los españoles es conservar el trono. No dar motivo a los indeseables que aspiran a ello para que lo derroquen. La caída del Rey sería el fin de España tal y como la conocemos y el inicio de una dictadura comunista infinitamente más cruel que cualquier otra cosa que hayamos conocido antes. Con ese fin ha de medir sus palabras en los discursos y calcular los gestos. El enemigo, del Rey y de los españoles, es taimado.

Felipe VI tiene a su favor su elegancia natural, que jamás podrá tener ese patán llamado Pedro Sánchez, y una inteligencia muy superior a la de cualquier componente de este gobierno.

Los españoles en sus manos estamos bien.


1 comentario:

Unknown dijo...

Don Felipe VI,como Rey elegante....excelente. Como Jefe Del Estado....flojo, flojo, flojo.