Sólo se puede afirmar que baja el paro cuando lo hace en el sector privado. Y no es ese el caso, ni mucho menos. El aumento de funcionarios sólo sirve para cargar las espaldas de los trabajadores. Y si además son enchufados que se suman a los funcionarios que hay de sobra el asunto es absolutamente inmoral e indecente.
Pasó en los tiempos finales de Zapatero, cuando estalló la burbuja que todos negaban, Camps también, que los políticos habían colocado a muchos amigos suyos en las empresas privadas, por el consabido intercambio de favores, pero éstas tuvieron que ajustarse el cinturón por la crisis y despidieron a esos enchufados y a muchos más. Y a muchos de esos los colocó el zapaterismo, en sus últimos coletazos, como funcionarios. Las empresas reducían gastos y el gobierno socialista los aumentaba, cargando las espaldas de los trabajadores.
El caso actual es peor, porque hay varios ministros comunistas. O sea, el comunismo fue condenado por la UE. Es incomprensible que sea legal en España. No sólo es legal, sino que además hay varios ministros comunistas. La ministra de Trabajo, concretamente, es comunista y, como tal, experta en mentir. En este campo, el de la mentira, puede competir con cualquiera, hasta con el mismísimo presidente del gobierno. Es difícil saber quién es más descarado de los dos, cual más mendaz. En la siguiente contienda electoral se van a ver las caras los dos, en el caso de que él participe, cuestión que no está clara, porque lo abuchean por donde pasa y, en cambio, dicen que ella tiene prestigio. Pero luego, cuando tiene que pasear por un sitio, apartan al público. O sea, que lo de su prestigio no está probado. No ocurre con ella como con Ayuso, que le echan flores por donde pasa. La saludan y le aplauden. Eso no se ve con Yolanda. La ministra del paro.
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