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Mientras que casi la totalidad de los periodistas que cubrían el caso, lo hacían lanzando insidias, lo que dejaba un tufillo a subvención, hubo uno, Fernando García Bonet, dedicado a informar fielmente a sus lectores de lo que ocurría en el juicio, lo cual es digno de agradecimiento por parte de los lectores. Comprar un periódico para que te mienta y manipule tiene guasa.
Según las informaciones que ha venido proporcionando este señor, el abogado Molpeceres ha hecho una labor perfecta, exacta, muy pulcra, demostrando tener un conocimiento exhaustivo del asunto que tenía entre manos, sin dejarse enredar por nadie y sin perder el control de la situación. Si alguna vez necesitara un abogado, quisiera que fuera él.
Lo de Milans del Bosch ha sido espectacular. Ha puesto en ridículo y sacado de sus casillas a unos cuantos de la parte contraria. La fiscal que llevaba el caso y otros peritos y testigos deben de tener pesadillas con él. Este abogado fue fiscal anteriormente y conoce el paño. Debería ser posible querellarse con los fiscales, dejó caer. Y también que este juicio no debería haberse celebrado. José Luis Rueda acertó plenamente al confiarle su defensa.
El tercer abogado, de Antonio, defendió a Lledó, un señor que sabe defenderse solo perfectamente y que al ser interrogado dio muestras de su capacidad. Este tercer abogado también dio muestras de su capacidad intelectual y legal.
Han sido tres abogados modélicos y complementarios.
Es curioso que a pesar de todo lo dicho en el juicio -y quien quiera enterarse sólo tiene la opción del citado Fernando García Bonet- las acusaciones fueran erre que erre a lo suyo, como si funcionaran a pilas.
No hay que olvidar al anterior fiscal, que fue quien inició el caso y fue promocionado a un estamento superior. Es de suponer que habrá seguido el caso con interés y que también soñará con Milans del Bosch.
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