martes, 3 de octubre de 2023

Aquel discurso salvador

 

Aquel discurso de Felipe VI del 3 de octubre de 2017 fue providencial para todos, para los golpistas inclusive, porque la deriva que estaban tomando las cosas habrían sido nefastas para todos.

Hay que recordar el caso. El día 1 se produjo el golpe de Estado, que Rajoy, presidente del gobierno sofocó suavemente. Es cierto que estaba solo y que su capacidad de maniobra era poco. También hay que tener en cuenta su cobardía para enfrentar la situación, mientras se gestaba y luego.

El día siguiente, 2 de octubre, pensando que la situación le era propicia para convertirse en presidente del gobierno, el Felón se lanzó, en sentido metafórico, a la yugular de Rajoy, que, amilanado, no plantó. El Felón ya se veía presidente y quizá soñaba con algo más. Metafóricamente de nuevo, se le podía pintar con la boca llena sangre, como si fuera la de un vampiro.

Pero llegó el día de octubre, fecha que ha quedado grabada de forma indeleble en los anales de la historia, Su Majestad, con el aplomo y la serenidad propios de un Rey, y con la elegancia que le es característica, dio un discurso mediante el cual las aguas volvieron a su cauce.

El Felón no tuvo más remedio que volver a la senda constitucional y apoyar al gobierno y comportarse de forma correcta.

Lo que iba a ser una catástrofe para todos, no fue. Volvió la normalidad a España.

Para el Felón, el discurso real fue una afrenta que lo llenó de rencor que lo va recomiendo por dentro. Ha tratado de devolvérsela decenas de veces, pero siempre queda en ridículo, porque Felipe VI tiene clase y él no. Esa diferencia entre ambos se percibe siempre.

Tampoco han ‘perdonado’ al Rey los catalanistas, pero eso es normal, porque esos no están en sus cabales. El virus del catalanismo es muy peligroso y no tiene cura. Los catalanistas no discurren bien.

Esos libros míos

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