Algunos ministros y ministras de extrema izquierda no asistirán a la jura de la Constitución de la princesa Leonor en el Congreso.
Aparte de que son demasiado torpes para ser conscientes de lo que hacen, y, por supuesto, para ser titulares de carteras ministeriales, hay otra cuestión fundamental: Si en la presidencia del gobierno, en lugar de un felón, que al mismo tiempo es un mamarracho, hubiera un señor, eso no podría pasar.
El problema es que el PSOE lo consiente todo. Que haya un mamarracho, que al mismo tiempo es un felón, en la presidencia del gobierno, y que descerebrados y descerebradas de extrema izquierda dispongan de algunos ministerios en los que demuestran su incompetencia.
Esos y esas retrasados y retrasadas mentales que van a faltar a un acto en el que tienen la obligación de estar no se chupan el dedo. Incumplen sus obligaciones, pero no renuncian a ningún privilegio, y al que menos el de cobrar todos los meses de la nación a la que desprecian.
Si tuvieran dos dedos de frente, que no es tener mucho, comprenderían que su actitud es indigna y la Corona representa su papel con dignidad. Es que nadie de la extrema izquierda sabe lo que es la dignidad. Y tampoco lo sabe ningún diputado socialista.
Se puede estar o no de acuerdo con la monarquía. Se puede estar de acuerdo o no, con estas o aquella leyes, pero mientras estén vigentes hay que respetarlas, tanto a la una como a las otras, porque lo hemos querido los españoles en democracia, sistema este en el que si no se cumplen las leyes se convierte en dictadura.
Y ahora una cuestión práctica: la actual monarquía ha prestado grandes servicios a España, mientras que estos políticos de extrema izquierda no han traído más que catástrofes.
Es triste que no haya nadie en el PSOE capaz de impedir tanto disparate. Los que conservan la sensatez son objeto de burla por parte de sus correligionarios. «Ahora nos toca a nosotros», dijo una por todo argumento.
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