Puigdemont no se habría atrevido a ofender a los españoles colgando una foto del Rey boca abajo si en la presidencia del gobierno hubiera un señor. Si hubiera sido Adolfo Suárez, que además de caballero era valiente, Puigdemont, aparte de que no se hubiera atrevido, tampoco lo habría podido hacer, porque estaría encerrado. Adolfo Suárez no habría permitido que los gobiernos europeos lo toreasen de ese modo.
No tenemos un señor en la presidencia del gobierno sino a un felón, cobarde, maleducado, inepto e irresponsable. Los mismos calificativos se le pueden aplicar a Puigdemont, porque son iguales.
La vileza de ambos contamina a sus subordinados y votantes, a los que cabe aplicar los mismos epítetos.
Se lamenta Felipe González de que la situación sea la que es. ¡Pero si este es su PSOE, el que refundó! Haberse esmerado más. Haber procurado luego la separación de poderes, en lugar de cargársela.
Dan risa estos socialistas. Han estado votando al Felón hasta el último día, y ahora salen en procesión a protestar. Los que no están sujetos por la nómina. El último, Rodríguez Ibarra. Y barro le decían cuando estaba en activo. En tiempos de Zapatero también protestaba contra las burradas de éste, pero a la hora de votar cumplía las órdenes, porque entonces sí que estaba agarrado por la nómina.
Está en juego todo, porque el Felón es como el caballo de Atila, y al ritmo que hace crecer la deuda y aumentar el paro, se puede llegar a una situación mucho peor que la que sufrió Grecia, eso por la parte económica.
Si todos los socialistas que no están cogidos por la nómina se quejan, eso significa que algunos, al menos, de los que están agarrados se dan cuenta de la catástrofe que se avecina. Pero prefieren obedecer al Felón antes que cumplir con su obligación de estar de parte de los ciudadanos.
Son tan viles como el Felón y el Puigdemont.
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