Se percibe en el ambiente que gran parte del electorado socialista no está conforme con la amnistía ni con el referéndum, y sobre todo que los socialistas que no tienen sitio en el pesebre están muy disgustados con el Felón.
Los que sí tienen acomodo frente al pesebre, en cambio, están absolutamente de acuerdo con todas las felonías que viene haciendo quien los manda. Quizá alguien pueda pensar que es que los cogidos por los huevos y por eso son tan obedientes. Pues no, es imposible, porque no tienen. Los tiene cogidos por la nómina, que es más cutre, menos airoso, nada heroico.
Ayuso los tiene calados. Así que aprovechó la ocasión para demostrar al mundo lo cobardes que son. Les propuso que votaran en secreto la moción contra la amnistía. Y no se atrevieron. Todos votaron contra la moción, o sea, a favor de la amnistía.
¿Cómo es posible esa unanimidad, teniendo en cuenta la opinión de tantos notables socialistas en contra? Pues porque tienen miedo. Saben que el Felón es todo rencor y algunos hubieran atrevido a votar en conciencia, los demás no habrían parado hasta descubrir quiénes habían sido. En el PSOE reina el terror. El Felón se ha procurado un poder absoluto, sin que nadie se lo haya impedido, y luego les ha hecho ver a todos con quién se juegan los cuartos. Y ahí están, todos firmes, prietas las filas recias marciales. Pero de recias nada. Acollonadas.
Particularmente cínica fue la portavoz socialista al explicar que no habría disidencias.
Por su parte, la inutilidad de ministra que se apellida Alegría, pero da mucha pena, exigió contención a los socialistas críticos. Pero, ¿cómo contención, si están la sanidad pública y las pensiones en peligro? Pero si la deuda española en cualquier momento va a ser inasumible, pero ha soltado a delincuentes peligrosos, se apresta a pactar el gobierno con uno, por su culpa el virus chino mató a cien mil personas, ha liberado a pederastas y violadores…
Los votantes socialistas tienen la culpa del desastre.
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