jueves, 19 de octubre de 2023

Tenemos un presidente que no nos lo merecemos

 

Cuando he visto el titular de prensa ‘Sánchez endurece el tono tras los horribles atentados…’, he pensado: ya está, asunto resuelto.

Y es cierto. El hombre le ha echado una bronca a la comunidad internacional, porque ya está bien de egoísmo, de mirar hacia otro lado, en lugar de preocuparse por los problemas del mundo, como hace él.

Desde el 14 de mayo de 1948 que los terroristas están echándoles bombas o proyectiles día tras día, todos los días del año, todos los años, y a veces hasta seis mil de golpe, y todo el mundo sin querer ver que ahí hay un problema, y que como todos los problemas no se va a resolver él solo, hay que hacer algo.

Menos mal que ha llegado él y ha encontrado la solución. A ninguno se le había ocurrido antes. Ni a los presidentes de Estados Unidos, ni a los de Francia.

Y ahora ha llegado él y lo ha visto, donde pongo el ojo, pongo la bala. Alabado sea el Señor que nos ha enviado al hombre providencial. Tan bueno es y tan inmejorables que son sus intenciones que ha propuesto que se les den cuatro millones de euros adicionales, en la seguridad de que se los van a gastar en caramelos, pipas de girasol, garbanzos tostados y alguna barrita de chocolate. Ahora bien, Sánchez siempre mirando por la industria patria, ha exigido que el chocolate sea de la marca Valor, el que se fabrica en Villajoyosa, y hasta allí se acercara él en Falcon, para recibir los aplausos que merece su egregia figura.

Se me ha olvidado decir que la idea genial, que solo se le podía ocurrir a Sánchez, consiste en que haya un Estado Palestino.

Ahora bien, hay que reconocer que Sánchez solo no ha sido, ha estado asesorado por Díaz y Belarra. Cualquiera que se haya fijado en su modo de hablar, se habrá dado cuenta de que tienen unas mentes privilegiadas. Saben que si llueve, las soluciones son dos: coger un paraguas o ponerse un impermeable.

Esos libros míos

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