lunes, 9 de octubre de 2023

Las dos íes

 

Son las iniciales de Iceta e Illa, el Gordo y el Flaco, el sanguíneo y el linfático. Illa, todo descolorido, tristón, resabiado. Iceta, parece que haya dedicado su vida a comer judías con butifarra y a bailar. No parece muy aconsejable estar cerca de él y también da idea de que se pasa todo el tiempo intrigando y maquinando. Un periodista catalán, que no lo traga, insiste en que es muy inteligente, pero no parece que acierte en esto, será maniobrero y puesto que da la impresión de que es uno más de la masa y que no tiene escrúpulos ni miramientos puede percibir los cambios de dirección del gran grupo humano con el que se ha mimetizado y tomar decisiones en consecuencias.

A Illa nos lo presentan como licenciado o doctor en Filosofía, me da pereza comprobarlo, porque al final es lo mismo. Su comportamiento no tiene nada que ver con la filosofía, sino que se resume más en el sometimiento a un líder a cambio de algo.

Fue ministro de Sanidad y a pesar de que el PSOE preguntó en el europarlamento, a mediados de enero, qué medidas pensaba tomar la UE contra el virus chino, en España lo negaba y el encargado por él de dar la cara decía que no habrá más que uno o dos casos. No tomó medidas hasta mediados de marzo, una vez celebrada la manifestación del 8-M, y como consecuencia se colapsaron los hospitales y hubo cien mil muertos. Dice el jefe que lo manda que salvó a cuatrocientos mil. Me sorprende que no elevara la cifra a cuatro millones.

Bien, ahora nos dice el tal Illa que no hay que tener miedo a la amnistía. A la amnistía no, pero a él sí, y al Felón más. Cuando desaparezcan los dos no tendremos ninguno ni ropa para vestirnos.

Esos libros míos

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