viernes, 6 de octubre de 2023

Valencia, en mejores manos

 

Ha vuelto la civilización a la capital del Turia. La ciudad ha dejado de ser un paraíso para los okupas, los desplazamientos se vuelven a hacer por la calzada y las aceras han vuelto a ser lugares en los que se vive, han perdido el carácter selvático que propiciaron los nefastos catalanistas.

Pero queda mucho por hacer. La lepra catalanista viene infectando a la sociedad valenciana desde hace decenios y pese a su carácter matón y dictatorial no se le puso freno, con lo cual la infección ha ido creciendo.

Es necesaria una acción decidida y constante para acabar con eso. Los catalanistas acosaron a profesores universitarios y pusieron bombas a otros y no toleran a quienes no comulgan con sus ruedas de molino. Que son enormes, dicho sea de paso.

Desde siempre, vienen frenando o intentando frenar el desarrollo de la Comunidad Valenciana, cuyo nombre oficial debería ser Reino de Valencia y por su culpa no lo es. Trabajan a favor de unos fantasmagóricos Paises Catalanes, que no tienen sentido más que en las mentes enfebrecidas, como la del nefasto y traidor Fuster.

Han impedido que la avenida de Blasco Ibáñez llegue al mar, proyecto que sobrepasa largamente los cien años y se oponen a la ampliación del Puerto de Valencia.

En el tiempo en que los catalanistas han estado al mando de Valencia, se ha deteriorado la convivencia, se ha perjudicado grandemente la ciudad -Ribò, el peor alcalde de Valencia de todos los tiempos, se ha ensañado- y se han dedicado a denigrar una y otra vez a Rita Barberá, que tendría sus defectos, pero que probablemente fue la alcaldesa que más amó a su ciudad.

También han pretendido, poniendo de manifiesto su condición artera, borrar la influencia de María Consuelo Reyna en la recuperación del antiguo cauce del Turia y del Saler, atribuyendo los méritos a unas asociaciones vecinales cuya capacidad de llevar a cabo estos logros era nula, dados los tiempos en que se produjo.

Hay que decirles a los académicos de la AVL que deben dimitir, para poderla cerrar, ya que esta entidad es fruto de una traición y, por tanto, es espuria. El dinero que cuesta es necesario en la sanidad.

También hay que cerrar la televisión valenciana, porque no es necesaria y es cara.

Esos libros míos

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