Un acto terrorista, lo perpetre el GAL, Terra Lliure, ETA o Hamás, solo merece el repudio. Nunca se puede defender uno de estos actos de barbarie.
Sin embargo, el gobierno español se ha posicionado con los terroristas. Es cierto que Sánchez ha condenado el atentado, pero otros miembros del gobierno lo han ‘comprendido’ y le han echado la culpa a Israel, sin que esto haya tenido ninguna consecuencia, y bien que lo ha hecho notar Acción y Comunicación sobre Oriente Medio, con lo que la declaración presidencial queda anulada, sin valor, como ocurre siempre con la palabra de Sánchez, que no vale nada.
Los terroristas han degollado niños de menos de dos años, su comportamiento habría avergonzado a los primeros homínidos, pero nada de eso conmueve a las gentes de la izquierda. Pensarán algunos que debería haber dicho de la extrema izquierda. Pues no, porque los de la izquierda aparentemente guardan decoro, no se sienten incómodos con la compañía de la extrema izquierda, ni siquiera después del papelón, lleno de infamia y de hediondez, que están haciendo al solidarizarse con los terroristas. Que tampoco es raro en ellos, porque es lo que están acostumbrados a hacer con los terroristas españoles.
Todo lo ha hecho Sánchez es impedir una rueda de prensa de la peor ministra de Trabajo que ha tenido jamás España, por si le hace perder apoyo social, no porque su actitud le produzca náuseas, como sí se las produce a otros socialistas que ya no pintan nada en el partido. A Sánchez, el Felón, le da igual. Lo que quiere es ser presidente y si necesitara los votos de Hamás, lo sería con su apoyo. A fin de cuentas tiene el de ETA.
Pero Sánchez es un pobre hombre incapaz de controlar sus pasiones, aunque para causar todos los perjuicios que está causando a los españoles necesita el apoyo del PSOE. Y lo tiene.
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