En actualidad, toda la izquierda es extrema. A la izquierda civilizada se le ha puesto el cartel de facha y se la ha arrinconado.
Utilizar el lenguaje con propiedad es respetar a los demás, entonces hay que llamar a cada cosa por su nombre.
Ayuso no se deja amedrentar y les dice las verdades del barquero a los distintos sectores de la extrema izquierda que, como es habitual en ellos, recurren al juego sucio y a las trampas más viles, sin conseguir hasta el momento más que aumentar la popularidad de Ayuso. Sánchez no comprende que a ella le aplaudan y a él quieran regalarle tomates y huevos y tiene que pedirle a Marlasca que impida que lo hagan.
El PSOE ha emitido un comunicado más propio de Podemos que de un partido serio. Supongo que a los socialistas decentes, que aunque ya no pinten nada en el partido siguen creyendo que alguna vez tuvo ideales o principios, les habrá caído la cara de vergüenza. Y los que ya fallecieron se habrán revuelto en sus tumbas.
Es cierto que Sánchez y todos los que lo apoyan están intentando desprestigiar a la monarquía y eso lo sabe todo el mundo. Les sale el tiro por la culata, porque el Rey les supera a todos en todo.
Lo que le hacen a Felipe VI debería tener consecuencias cuando haya elecciones, los españoles no debemos consentir que se trate de ese modo a quien nos representa y lo hace con más dignidad que nadie.
Con el fin de perjudicar a la Corona tienen al Rey Juan Carlos en el extranjero, cuando él, con todos sus defectos, ha prestado más servicios a España que el PSOE en toda su historia.
A Sánchez le debemos el favor de que haya quitado la careta a todos, incluso a Felipe González, al que muchos insisten en considerar estadista, mientras que él se prepara para acompañar hasta la puerta de la cárcel, quedándose fuera, como siempre, a Griñán, que insiste en que no es corrupto, pero los 680 millones que faltan por ahora siguen sin aparecer.
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