martes, 11 de julio de 2023

El Burro tenía razón

 

Supe de la anécdota hace algún tiempo gracias al tenor José Luis Luri, que sigue conservando en magnífico estado sus poderosas cuerdas vocales.

Abundan las personas que tras fijarse en algo piensan que no hay nada más allá de lo que han visto, y de entre estas hay muchas con la mirada francamente corta, que se comportan igual, como si no pudiera haber nada más.

Algunas otras, mejor dotadas en el campo de la inteligencia, o quizá que le sacan mejor partido a la que tienen, recuerdan aquello tan célebre de Sócrates, «solo sé que no sé nada», y comprenden que lo que ven quizá no sea más que una pequeña parte de lo que hay.

No sería este del caso de Puccini, cuando amonestó a Miguel Fleta, cuyo nombre completo era Miguel Burro Fleta, por no cantar «E lucevan le stelle» exactamente como él la había escrito. Le molestaría. Seguramente, que el tenor la hubiera mejorado, acaso porque pensaría que esto podría hacerle perder prestigio.

Pero la cuestión era otra: si la había escrito es porque no había nadie capaz de ir más allá. Hasta que llegó Fleta, que vio la ocasión de lucirse incorporando esos filados imposibles para los demás.

Puccini debió comprender que no podía pedirle ese sacrificio y que, además, si se lo pidiera no se lo concedería. Quedaba la opción de comportarse como un caballero y felicitarlo.

Y si hubiera escrito la canción tal como la cantaba Miguel Fleta, habrían fracasado todos los tenores que intentaran cantarla, con lo cual su desprestigio sí que hubiera sido real y definitivo.

La prepotencia, el creerse con más derechos que el resto, o con más conocimientos, juega malas pasadas.

Una actitud más modesta ante los acontecimientos resulta más inteligente y proporciona salidas más airosas, soluciones más racionales a los problemas que siempre se presentan y muchas veces de forma imprevista.

Esos libros míos

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