martes, 4 de julio de 2023

Yoly y Nadia, dos cotorras

 

La peor ministra de Trabajo desde la prehistoria, una máquina de hacer parados -y luego de hacer trampas en el recuento, para afirmar que hay menos, con toda la cara dura-, está prometiendo el oro y el moro. Como sabe que no será ministra puede prometer lo que quiera, porque no tendrá ninguna posibilidad de dar nada.

Lo que pretende es que la voten todos los bobos, para seguir viviendo a costa del erario, porque el voto de un bobo vale igual que el de un general. De todos modos, sabiendo que es comunista y admiradora del Che, se puede imaginar qué es lo que daría, si pudiera.

Y en estas que aparece Nadia, famosa por mirar con embeleso a Sánchez, que es la otra parte de esta ecuación. Nadia ha aprendido a mentir igual que él y a decir lo que le da la gana sobre la situación de la economía española. La idea que da ella de sí es que su función consiste en tener contento a Sánchez.

Pero en este punto relativo a Yoly ha ido más allá. Su intento consiste en rebañarle todos los votos de esos bobos que pueda, porque del número de votos que logre Sánchez depende que pueda conjurar el peligro que realmente le quita el sueño. Este sí, y no la alianza con Podemos, que aquello no fue más que una bravata a la que no le dio importancia, y todavía no se ha dado cuenta de que es lo que lo ha mandado a la tumba política.

Lo que teme Sánchez es que el 24-J sus correligionarios lo estén esperando con los sables desenvainados, pero si logra un número suficiente de votos piensa que podrá conservar la Secretaría General del partido, con lo cual habrá conjurado ese peligro.

Los votos que consiga Nadia por aquí no los tendrá Yoly y si no consigue bastantes a lo mejor tiene que trabajar. Un drama.

Esos libros míos

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