Ocurre que los del PNV no sólo adoran a un pobre desgraciado, como lo fue Sabino Arana, sino que además van bien servidos de morro. Lo han incorporado a su gastronomía, o quizá proceda directamente de ahí, de las Vascongadas, pero se conoce que algunos se hinchan a comerlo.
El caso es que ahí está Urcullu, que ciego por estar atiborrado de este manjar y con la digestión pesada, le ha dado por atacar a Ayuso, sin darse cuenta, como también les ha pasado a otros bobos, que la presidenta de los madrileños tiene magia en la mirada y que estos ataques infantiles la hacen más fuerte. Es decir, funcionan como propaganda electoral para ella.
Desde los primeros tiempos de la democracia, cuando ETA mataba tanto, pensaba, con indudable acierto, que sin la existencia del PNV no sería posible la de la banda terrorista y que si los peneuvistas tuvieran corazón, sólo por este motivo, disolverían el partido. Evidentemente, no tenían corazón y siempre sabían echar un capote, procurando que no se notara a los etarras.
Tiempo después empecé a pensar otra cosa. Desde el momento en que la cara visible de la banda fue Otegui me di cuenta de que si la hubiera fundado éste no habría durado ni tres días. Era necesaria una inteligencia superior para llegar a los resultados de ETA, que ha tenido acojonados a todos los sucesivos gobiernos de España, a pesar de contar con gente muy especializada y con mucho talento. Fue cuando caí en la cuenta de que bien pudo haber sido Arzalluz, dotado de una inteligencia muy superior a la del idiota Arana, al que decía venerar.
Arzalluz pudo ser el fundador de ETA y jefe en la sombra, lo cual supongo que jamás se podrá comprobar. Lo que sí es cierto es que el PNV, de forma indirecta, proporcionaba coartadas y facilitaba que los terroristas tuvieran tanta comprensión y tantos cómplices.
Urcullu es un pobre diablo. Basura histórica.
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