lunes, 1 de noviembre de 2021

Expulsar de la izquierda

 

Si atendemos a Anguita, ese ‘prodigio’ de la inteligencia, el primer socialista de la historia fue Heráclito. Bromas aparte, hace tiempo que el concepto de la izquierda anda por el mundo, total para acabar siendo una fuente de dogmas. Y al que no comulgue con ellos, se le expulsa. Miguel Delibes tendría grandes problemas hoy para ser de izquierdas.

Deberían los izquierdistas intentar mejorar las condiciones de vida de los pobres, pero puesto que son incapaces, han optado por abrazar farolas, como el del cambio climático, a costa del bolsillo de los españoles, porque van en dirección opuesta, o el del aborto. Citaré a tres personajes, sólo a tres, que han proporcionado argumentos irrefutables en contra del aborto: Julián Marías, el citado Miguel Delibes y Gustavo Bueno. Angelicos. ¡Proporcionaron argumentos! Donde haya un dogma, que se quiten todos los argumentos.

La preocupación de la izquierda debería ser la de no malgastar ni un sólo euro de los impuestos, puesto que todo el dinero que se derrocha se le quita a los pobres, muchos de los cuales han de privarse de alguna comida para poder pagar su parte.

La izquierda tendría que preocuparse de que todo el dinero procedente del erario se gastase de forma que generase beneficio para los contribuyentes y especialmente para los más necesitados. Pero ocurre que no, llega una de la izquierda y dice que el dinero público no es de nadie. Los ministerios de la izquierda y la extrema izquierda, numerosísimos, se dedican a malgastar a manos llenas, a ir en Falcon a todas partes, a tener un número infinito de coches oficiales. Las gentes de la izquierda deberían echarse las manos a la cabeza con el despilfarro de las televisiones, porque es dinero que se debería utilizar en beneficio de las gentes humildes.

Todo eso es trabajo, permite poco lucimiento y a lo mejor no sería entendido por la gente. Prefiere entonces hacer el mal y mediante la propaganda hacer creer que hace el bien.

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