viernes, 21 de enero de 2022

¿Y ahora qué?

 

La sentencia del caso IVAM ya es firme y es el momento de preguntarles a los responsables de haberlo montado artificialmente, derrochando dinero público y poniendo en la diana del deshonor durante seis largos años a tres personas inocentes, si se sienten satisfechos con lo hecho.

Ridículo de la Generalidad valenciana fue el titular tras la sentencia de uno de los contados medios que han seguido con honradez el caso. Sabemos que Mónica Oltra y Chimo Puig, que son quienes están al frente de la Generalidad, tienen pocas luces, pero no obstante les sobra mala intención. En cambio, los jueces y fiscales que han intervenido en el caso en la fase de instrucción, y han sido varios, sí que tienen talento y conocimientos suficientes para darse cuenta desde el principio que el caso no se sostenía. En el juicio hicieron todos el ridículo. Si no hubieran muerto casi todos los testigos de la defensa, el ridículo habría sido mayor. ¿Por qué llegaron hasta ahí? ¿Esperaban que les tocara un tribunal de otro tipo o acaso que los abogados defensores no fueran tan brillantes? Hay que tener en cuenta también que no sólo eran los abogados, sino que las tres personas a las que se ha dado tan mala vida durante tan largo tiempo tienen un nivel intelectual muy alto y han sabido dar munición a sus abogados.

Hay más cuestiones, la de las filtraciones es una de ellas. El juzgado de Instrucción dijo que no filtraba, pero las filtraciones se daban. De modo que o filtraba la Generalidad, personada indebidamente en el caso, o lo hacía la acusación particular. Los medios publicaban el contenido que se les pasaba indebidamente sin preguntar su versión a la otra parte. Los directores de esos medios lo consentían o promovían. Alguno de esos periodistas canallas, cínicamente, se las dio de santón.

Bien, queda el oprobio para todos esos. Sus nombres son conocidos y se intuye que no van a pedir disculpas ni ofrecerse a reparar el daño hecho.

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