miércoles, 12 de enero de 2022

Savater y El País

 

Felipe González no llegó a la política con la intención de mejorar la vida de los ciudadanos, sino de acaparar todo el poder que pudiera, someter a la nación a su control y transformar la sociedad a su gusto. Lo democrático habría sido dejar que se fuera configurando espontáneamente, arbitrando las medidas para que lo hiciera de la forma más culta y civilizada posible.

Lo dijo Alfonso Guerra entre risas: vamos a dejar España que no la conocerá ni la madre que la parió.

Ya habían hecho su trabajito en este sentido en la Constitución y en cuanto llegaron a La Moncloa arrebataron la independencia a los jueces. En la televisión pusieron a Calviño, que fue el más manipulador habido hasta el momento. Quedaban los intelectuales, cuya función es, precisamente, criticar al poder, para evitar sus excesos y desmanes. A estos también los tuvo controlados Felipe González a través de Polanco. El País pagaba espléndidamente a sus columnistas, de modo que quienes no lo eran aspiraban a serlo.

Los columnistas de El País escribían muy bien, pero no ejercían la función que les correspondía como intelectuales, sino que daban sensación de normalidad, servían de coartada al felipismo. El País dando lecciones de democracia y Polanco haciendo alardes de poder.

Bien, el caso es que El País ha desmejorado mucho porque la capacidad intelectual de los gobiernos del PSOE ha decrecido considerablemente. Un ministro de los de Felipe González habría sacado más puntos en un test de inteligencia que todos los de Sánchez juntos. Incluso los de Zapatero tenían más capacidad que estos.

El País está a la misma altura que este gobierno. Es que necesita las subvenciones. Savater tenía que escribir su artículo de protesta, porque de lo contrario habría quedado en evidencia. Tiene otros medios en qué publicar. El periódico en el que escribe no podía hacerse eco de su libro, porque si mantiene a Savater en nómina es para no perder los suscriptores que le quedan.

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