sábado, 8 de enero de 2022

Ahora que nos vamos a la ruina, otra vez

 

Conviene recordar que, al contrario de lo que sostienen los socialistas para eludir su culpabilidad -porque los votantes son responsables de lo bueno y malo que hacen los políticos a los que han otorgado su confianza-, los españoles sufrimos dos crisis, la mundial que comenzó antes y de la que se reía Zapatero, y la específica de España -el estallido de la burbuja inmobiliaria-, de la que fue culpable el gobierno español del momento, que, a causa de la cual tuvo que adelantar las elecciones, a pesar de que no mucho antes todas las encuestas vaticinaban una amplia victoria zapateril para los siguientes comicios.

Cuando el estallido de la crisis mundial, Zapatero se burlaba de ella, presumiendo de la fortaleza del sector bancario español. Los directivos de los bancos demostraron que no merecen los altos sueldos que se ponen, puesto que actuaron de forma alocada e irresponsable. Algunos bancos desaparecieron y otros las pasaron canutas. Las cajas de ahorros aun lo hicieron peor.

Hubo un debate entre Solbes y Pizarro, en el que el primero mintió descaradamente y cabe suponer que a sabiendas, y el segundo avisó de lo que venía y no se le hizo caso. El que menos le hizo, fue Camps, ese al que algunos insisten en defender, creo que de forma interesada, lo cual tiene delito, porque era de su propio partido.

Ya había estallado la burbuja inmobiliaria en España y el gobierno de Zapatero, de forma criminal, llamaba a la gente a que comprara viviendas, para salvarse él, sin que le importara que muchos de quienes lo hicieran serían desahuciados luego. Camps hacía lo mismo, tiene más pecado, porque él va a misa.

La crisis mundial afectó a España de forma indirecta: en el comercio exterior y el turismo. La propia nuestra fue peor, sus consecuencias son eternas y habrá que sumarle la propiciada por el psicópata actual.

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