Cualquiera que no tenga la mente obnubilada por el sectarismo o el capricho sabe que si ahora siguiera gobernando Rajoy seríamos menos pobres. Tenemos el gobierno más incompetente, más voraz y con mayor número de ministros de todos los tiempos.
Resulta chocante que muchos que han votado a este gobierno y lo siguen apoyando pidan firmas porque no pueden pagar las cuotas de autónomo, porque los bancos no les atienden, porque la luz está muy cara, porque le han ocupado la casa…
Rajoy no tiene madera de héroe, pero asustado y todo como estaba aplicó el 155. Lo hizo de forma blanda, pero hay que fijarse en el percal con el que tenía que lidiar. Pero si no se le hubiera planteado la moción de censura, que contó con el apoyo de todos los partidos que, por ser antisistema, no deberían tener cabida en el Sistema, pagaríamos menos impuestos, el recibo de la luz no sería tan caro, el número de parados sería inferior y habría vía libre para la construcción de nuevas centrales nucleares y mantener vivas las existentes.
Los delincuentes catalanes condenados por delitos graves seguirían en la cárcel y el muñeco que dirige ahora el gobierno regional catalán sería mucho más comedido.
Los podemitas seguirían haciendo ruido en la calle, muchas veces acompañados por etarras como Otegui y otros. Los sindicalistas no comerían tanto marisco y Garzón no habría podido hacer daño, repetidas veces, a la Economía de España, porque al no ser ministro nadie le habría ido a preguntar o sus palabras no habrían pasado de ser las de un necio.
Marlasca seguiría con su prestigio intacto, Calviño en Bruselas, el Astronauta seguiría siendo admirado por los españoles, Borrell no habría tenido ocasión de demostrar que es un bluf y la Lola y el Garzón listo se habrían podido entender sin armar escándalo.
El daño que hace el patán que nos gobierna es inmenso.
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