viernes, 28 de enero de 2022

Carta de los Testigos de Jehová

 

Inopinadamente, ha llegado a mi buzón una carta de los Testigos de Jehová. No figura ningún nombre en la dirección, sino que va dirigida a los residentes en tal sitio. Manuscrita y con remite y folleto acompañante.

Aprovecho la circunstancia para repetir lo dicho en otras ocasiones. En una democracia, y más si se trata de un Estado aconfesional, como es el caso de España, el techo es la ley, en este caso la Constitución. Por tanto, cualquier organización, también las religiosas, que desee operar en nuestro país debería someterse a la Ley Fundamental.

Estamos en el siglo XXI y todavía en este tiempo cualquier cosa a la que se catalogue como religión adquiere gratuitamente un aura de respetabilidad que actúa como engañabobos.

Hay religiones cuya norma principal es la exigencia de sumisión, y sobre todo a las mujeres. Estamos, ante un precepto inadmisible en democracia y claramente antinatural. Una de esas religiones impide a las naciones en las que impera salir de la Edad Media y en ellas se dan prácticas erradicadas totalmente de los países civilizados. Es una religión muy peligrosa, ideada precisamente para someter y manipular a las masas. Otra característica nefasta suya es que la voluntad de dios está por encima del bien y el mal. Es decir, está bien lo que dios decide que está bien. Nadie puede regirse por su conciencia. Esto es tenebroso.

La otra religión, la de los Testigos de Jehová hace menos daño, pero es porque su implantación es menor. Se puede decir casi lo mismo que del Islam. A los elegidos por dios para la gloria les promete una sandez similar, hay que ser bobo del todo para creerse eso. El odio que se le tiene a Darwin es significativo. La ciencia les desmonta todo.

Hay otras religiones igual de peligrosas o más. Y si no, que se lo pregunten a Plácido Domingo.

Es posible que exista Dios y quizá no, cada cual es libre de tener fe o no tener. Pero este detalle no debería condicionar la vida política.

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