Es el país que ha sufrido la agresión. No a la guerra, dicen y ponen una canción para inspirar bellos sentimientos. A Putin no lo frenan pancartas ni musiquitas. El daño hecho ya es enorme. En vidas y en bienes. El terror ha invadido el mundo y el tirano ruso, que tampoco las tiene todas consigo, porque no le salen las cosas como quería, ha telefoneado a Macron para asustarlo. Pero no debemos rendirnos al miedo. Putin es peligroso, pero hay que hacerle frente.
Mientras tanto, a los votantes socialistas que no parar motivos para justificar su apoyo al felón que preside el gobierno de España, hay que recordarles la vergüenza que pasamos al comprobar la irrelevancia internacional de nuestro país, porque ningún otro se fía de nosotros, ya que consentimos tener un gobierno de coalición con comunistas -y estos nuestros son particularmente vagos, malvados e incompetentes- y apoyado por delincuentes y terroristas. Nunca habíamos podido imaginar que caeríamos tan bajo.
Y no hay nadie en el PSOE con autoridad moral para coger a ese de las orejas y mandarlo muy lejos. Todo lo lejos que se pueda.
En este gobierno español, que nos lleva a la ruina moral y financiera, hay ministros y ministras, y exvicepresidentes haciendo el ridículo al intentar hacer ver las cosas al revés de como son. Son torpes y viles. A estas alturas, cuando ya todo el mundo civilizado sabe que Ucrania tiene razón y que además tiene un gobierno, con su presidente a la cabeza, que da la talla y no como el nuestro, ellos insisten todavía en sus intentos de confundir. ¿A quienes?
Es posible que los propios rusos encierren a Putin antes de que haga una burrada, en cuyo caso el comunismo habrá recibido un golpe descomunal. Ojalá siguiera la misma suerte en España que en los demás países de nuestro entorno.
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