Todo lo que hace o dice, todo lo que tiene que ver con él es como un inmenso homenaje a la estupidez. Y ha sido vicepresidente del gobierno y ha tenido responsabilidades en el CNI. No puede sorprender que España no pinte nada en el concierto internacional.
Es tan idiota que ha dicho que entiende que Putin se ponga nervioso si Ucrania pide entrar en la OTAN y le apunta con misiles.
Ucrania lo ha pedido precisamente para evitar la invasión de Rusia. La OTAN es una organización defensiva que jamás ha invadido ni agredido a ningún país.
Le parece normal que los medios manipulen, dicho a raíz de que la UE haya vetado los medios de propaganda de Putin. No es que reconozca que los medios manipulan, sino que le parece lícito que lo hagan y reclama que se le permita al dictador ruso que siga intoxicando a la opinión pública con su sarta de mentiras.
No muestra la menor inquietud por la masacre que está llevando el ejército ruso, ni por la amenaza que supone para la civilización y el estado del bienestar, ganado por las generaciones pasados con mucho esfuerzo y sacrificio, que disfrutamos en la actualidad y que puede irse al traste.
Es tal su descaro que él y Montero fueron vestidos de negro y poniendo cara de pena al juicio contra un periodista por supuesto acoso a la niñera. Y le mintieron al juez con todo el descaro, según cuenta el propio medio del periodista demandado. Que si le había hecho 70 llamadas. La propia niñera dijo que tres. El periodista reconoció cinco, que son las que contó el juez. En el reportaje del citado medio se da una serie larga de mentiras. De negro, con cara de pena y mintiendo. Pero ya no pueden engañar a nadie. Son personajes nefastos a los que en el teatro de la vida les han correspondido papeles nefastos.
Realmente, dan pena.
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