El mejor mofo frenar el avance de VOX en la intención de voto consiste en nombrar presidenta del PP y candidata a la presidencia del gobierno a Isabel Díaz Ayuso, una política adulta, con firmes convicciones democráticas y que no se arruga ante los manejos de la extrema izquierda, que en estos momentos prácticamente es toda la izquierda.
Eso no le interesa a Sánchez, un tipo con la cara tan dura que no puede ser más. Es curioso que la izquierda que tanto blasona de superioridad moral consienta eso que tan en ridículo la deja. Sánchez alimenta a VOX al ordenar que se le hagan tantos feos y desplantes e insultar a este partido de forma tan cruda, él, que pacta con lo más infame que hay en el país, porque sabe que con eso genera corrientes de simpatía hacia este partido y con ello perjudica al PP. Antiguamente, Casado le seguía el juego en plan niñato, pero no es probable que Feijóo caiga en esa trampa.
Sánchez sabe que si la candidata del PP fuera Ayuso él no tendría ninguna esperanza, porque sería barrido en las siguientes elecciones generales. De momento, ella ya le está atacando donde más le duele, y no lanzando noticias falsas, sino poniendo denuncias en los juzgados. Sería un espectáculo verla en campaña electoral cantándole las cuarenta día tras día al fulano que nos va a hundir en la miseria si su partido no lo quita pronto de en medio.
El PP parece un partido de párvulos. Debería haber expulsado inmediatamente a Casado y Egea, por lo que le hicieron a Ayuso y haberla nombrado enseguida a ella. Falta por ver que harán todos esos que, a pesar de la villanía que hizo, se postulaban a favor de Casado. Seguramente, habrán borrado los tuits.
De momento, VOX es un partido más limpio que el PSOE.
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