En los primeros tiempos de la democracia abundaban los socialistas honrados, nobles y cabales. Se conoce que Felipe González los desengañó para siempre, porque ya no se les ve. Los actuales votantes socialistas soportan soportan comunistas en el gobierno, que tiran el dinero público y envenenan la convivencia. Hacen el mal a discreción. También soportan sin inmutarse el apoyo de terroristas, delincuentes y golfos. Y al presidente del gobierno de todos los posibles.
Y ahora ponen el grito en el cielo porque el PP ha pactado con VOX. Ayuso lo dijo bien claro: prefiero pactar con el partido de Ortega Lara antes que con quienes pactan con los que lo secuestraron.
Ha hecho una propuesta muy razonable VOX: Reducir las subvenciones públicas a sindicatos, patronales y organizaciones políticas. Los panfletos de la izquierda no están de acuerdo.
La mayoría de los trabajadores tiene grandes dificultades para pagar los impuestos. Es una traición a la clase trabajadora que luego ese dinero se utilice para sobornar a sindicatos, medios e intelectuales orgánicos.
Subvencionar a los medios es un acto profundamente antidemocrático y debería estar prohibido por ley. Sin prensa libre no hay democracia. Esto nunca lo ha entendido la izquierda.
La inútil Adriana Lastra ha calificado de extrema derecha a la UCD. Por favor, que alguien le explique nunca tuvimos más libertades que en el tiempo de Adolfo Suárez, que hizo grandes sacrificios personales para que tuviéramos democracia y luego se jugó la vida por defenderla, mientras los socialistas se escondían debajo de los asientos.
Si los sindicatos se financian con las subvenciones no defienden a los trabajadores. Quien paga, manda. Ya se va viendo lo que hacen los sindicatos con el dinero de los impuestos, mientras los trabajadores han de conformarse con bocadillos de caballa.
Los que escriben en los panfletos de extrema izquierda tampoco respetan a sus lectores, los manipulan.
El dinero público sólo debe emplearse en beneficio de quienes lo han pagado y en causas nobles.
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