No es que quieran destruirlo. A otros partidos que hoy son sus aliados sí que les habría gustado conseguirlo. Es el PSOE, en este caso el que ha señalado a sus enemigos, porque les teme.
Este partido lleva la E de España, letra que pierde en las regiones. Se trata de jugar con todas las barajas que sea posible. Con esto queda claro que lo único es el poder y todo lo demás es propaganda para alcanzarlo. Eso no significa que no haya socialistas muy honrados o idealistas, que los hay y en tiempos pasados hubo más, sino que quienes han estado dirigiendo el partido, a la chita callando han ido tejiendo su red.
El caso es que hasta cuando pierde el poder el PSOE sigue mandando, porque tiene una gran cantidad de peones muy disciplinados colocados en todas las instituciones o centros de poder, con lo cual lo tienen todo bajo control, hasta el punto de que cuando el PP toma el gobierno no se atreve a tocar nada de lo hecho anteriormente por la izquierda, por temor a la reacción de esa gente que actúa como un ejército. Sin contar a los intelectuales orgánicos y a la prensa adicta por razones fácilmente comprensibles.
Los enemigos señalados son Ayuso y VOX, por la sencilla razón de que ambos tienen suficiente arrojo para enfrentarse a todo ese aparato e intentar desmontarlo.
No tienen ningún derecho a criticar a Ayuso, porque en ningún momento la han ayudado ni colaborado con ella, sino que le han puesto todas las trabas y dificultades.
A VOX le han colgado el cartel de extrema derecha, sin haberse molestado en explicar en qué fundamentan esta catalogación, porque a lo mejor hay socios del gobierno que están más a la derecha de este partido.
El papelón que ha hecho el PSOE en el País Vasco participando en un inconstitucional cordón sanitario contra VOX, y en CyL negándose a dar la mano al presidente de VOX (mano que no se les niega a los terroristas) no tiene nada de democrático.
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