martes, 29 de marzo de 2022

La bofetada de Will Smith a Chris Rock

 

El vídeo circula por la internet a ritmo normal y a cámara lenta. Se puede defender de forma razonable que todo estaba preparado de antemano con fines publicitarios. Pero también se puede pensar que fue espontáneo.

Sea como sea, les ha salido bien la jugada porque realmente se está hablando mucho de lo sucedido, porque estas reacciones todavía tienen un gran arraigo social. Se tolera, se aplaude y la bofetada con la mano abierta y relativamente floja se convierte en puñetazo.

Pero la cuestión es otra. Supongamos que es Paulino Uzcudun quien está en situación de ofender o ser ofendido. En ninguno de los dos casos habría habido bofetada. Si hubiera sido el ofensor, el otro tenía dos opciones, que eran tragarse la ofensa o hacer lo correcto, es decir, levantarse él y su esposa y abandonar la sala. Y si la situación hubiera sido la contraria, en modo alguno se le habría ofendido.

Hay que tener en cuenta que según cuenta la leyenda cuando Paulino Uzcudun subía al ring allá en los Estados Unidos para enfrentarse a los boxeadores más fieros de su tiempo, que fue la época gloriosa del boxeo, lo hacía convenientemente picado, como los toros de lidia y ni así podían con él. Y eso que también dicen que no sabía boxear,

Y esa es la cuestión, que a él no se lo hubieran hecho, porque en este caso habrían salido volando, sin necesidad de alas ni nada. Y lo que no se le puede hacer a uno no se le debe hacer a nadie.

La broma fue muy desafortunada, pero la reacción del otro fue peor. Y aquí cabe hacer otra observación y es que los discursos en un acto y más todavía en los de gran audiencia han de ser estudiados detalladamente, con el fin de no ofender a nadie.

El hecho de que un error grave de organización se haya convertido en éxito es digno de estudio.

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