Es que le llamó autócrata. Si no lo fuera no se habría enfadado. Podría haberle dicho algo peor. Doctor Sánchez, por ejemplo. A ver si le gusta. O narcisista, o incompetente. O la verdad más desgarradora, que su único mérito para haber alcanzado ese puesto es su belleza física. Es lo único que tiene. O sea, le podría haber llamado ‘bellezón’.
España es un país sin tradición democrática, pero aquí todo el mundo se cree demócrata y a continuación confunde el culo con las témporas. Piensan los zánganos que los únicos demócratas son los de izquierdas, incluso los de extrema izquierda. Les llamo zánganos porque si hubieran puesto a trabajar sus neuronas, aunque sean pocas, o lo que tengan en su lugar, se habrían dado cuenta de que eso es una aberración.
Debería existir la obligación de que todos los políticos que cobran un sueldo del Estado hicieran una redacción de un folio o dos explicando su concepto de la democracia, y la colocaran junto a su nombre y su currículum. Naturalmente que quienes la dijeran gorda deberían ser apartados de la política. Y los que consiguieran un texto aceptable luego deberían ser consecuentes con lo escrito o ser devueltos a casa.
A Sánchez se le podría aceptar que plagiara el texto, única forma, por lo que se adivina de su modo de proceder, que lograra un texto decente. Pero luego debería llevar una copia de ese texto en el bolsillo, para que recordara en cada momento cómo debía comportarse.
Lo doloroso de todo esto es que han de haber socialistas conscientes de cada día que pasa con este elemento en el poder la situación se agrava y la angustia de los ciudadanos angustiados por la situación causada por culpa de su incompetencia y su egoísmo pone en peligro sus vidas. Habría que ver cuanta gente se ha suicidado desde que está Sánchez y si el porcentaje de los fallecidos por esa causa ha aumentado.
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