viernes, 4 de marzo de 2022

¡Qué vergüenza lo de Atocha!

 

El miserable presidente del gobierno tuvo el cuajo de decirle a su predecesor: usted no es decente, señor Rajoy. Y luego se ha ensañado con Juan Carlos I, que, al contrario que él, ha prestado grandes servicios a España, mientras consiente todo a los más terroríficos delincuentes.

Y ahora, ensucia el nombre de la estación de Atocha. Una del gobierno ha dicho: «A lo largo de este año vamos a poner nombre de mujer a las principales estaciones de nuestra red. Merecemos una España que reconoce a sus mujeres». Mentira. Mientras este gobierno, no bastará con ser mujer para que se le otorgue ningún reconocimiento. Tendrá que ser de izquierda o extrema izquierda y cargada de malicia.

Esta gente, puesto que lo suyo es la incompetencia, para que no se le note esta particularidad, abusa de todo, para distraer la atención, para que el personal no se dé cuenta de que todo lo que hace lo mal, menos el mal, que lo hace bien.

Sus componentes dicen las burradas con aplomo, como si estuvieran diciendo algo justo y necesario, pero sólo hablan para aquellos a los que han conseguido infectar con el virus del sectarismo, nada que ver lo suyo con la democracia, nada que ver con los ideales de Don Quijote, el más universal de los españoles.

Sería deseable que el PP se diera cuenta de que la única política que hay hoy en día en España capaz de revertir las maldades llevadas a cabo por este gobierno miserable e incompetente es Ayuso, como lo prueba el hecho de que es contra la que la izquierda dispara sus cañones, la que tienen señalada como enemiga a batir.

Algunos columnistas de los que se presentan como observadores neutrales son, en realidad, francotiradores camuflados, que disparan contra ella y optan por Feijóo, sin duda, porque consideran que contra este la izquierda tiene más posibilidades.

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