domingo, 25 de diciembre de 2022

Feliz Navidad

 

Claro que hoy es navidad, una fiesta cuya intención no ha sido jamás la de ofender a nadie, sino la de hermanar, la de despertar los buenos sentimientos que anidan en todas las almas, hasta en las de los seres más perversos.

Es una fiesta cuya finalidad consiste en recordar a todo ser pensante que existe el amor y que hay personas que por necesitarlo lo merecen. Nadie debería temer excederse en este campo del amor, el derroche en este aspecto no es contraproducente, sino productivo y beneficioso para todos. El amor también crea riqueza, aunque los haya que no se den cuenta.

Vivimos tiempos en los que impera la estupidez y muchos evitan la palabra navidad para no ofender a ciertos impresentables. Y lo son, porque si esta palabra les ofende no puede ser sino porque sus corazones están llenos de odio. Y cuando se da esta circunstancia no hay remedio. Pero que por parte de las autoridades civiles se les conceda la prerrogativa de imponer su insania a los demás es preocupante.

La estupidez no acaba aquí. Se pretende impedir que la gente rece frente a las clínicas abortistas, e incluso encarcelar a quienes lo hagan.

Pero si cuando yo iba a dar sangre, y ya no voy porque por mi edad no me aceptan, hubiera habido alguien de una de esas religiones que no aceptan las transfusiones de sangre, rezando o intentando convencerme para que no fuera, no me habría afectado. Hubiera dado igual. Daba sangre porque sé que para ser buena persona es imprescindible la generosidad y yo tenía sangre para dar.

Si dicen que la decisión de abortar es legítima y quien va a hacerlo es consciente de su responsabilidad, ¿qué les molesta que haya alguien rezando para que no lo haga? ¿Por qué sienten esa coacción? ¿No será que se sienten culpables por matar a sus propios hijos?

Vivimos unos tiempos en los que las libertades individuales están seriamente amenazadas. Se nos quiere impedir el amor y el libre albedrío.

Yo no rezo, ni creo que hacerlo sirva para algo, pero jamás impediré a nadie que lo haga. Ni votaré a quien lo quiera impedir.

Esos libros míos


 

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