lunes, 19 de diciembre de 2022

La osadía de Belarra

 

Resulta inconcebible que aquellos socialistas que alardeaban de superioridad moral e intelectual acepten la presencia en el Consejo de Ministros de inutilidades como Belarra y los demás comunistas, igual de zotes.

Claro que si antes había entronizado a un botarate que se había despachado diciendo que la corrupción se combate ‘preveyéndola’ y que soportado sin pestañear estupideces como las de Elorza o Calvo, se entiende todo.

Aunque hubiera dicho ‘previéndola’ la imbecilidad es total. Sólo los jueces pueden disminuir la corrupción, pero para ello han de ser independientes. Es el problema de las dictaduras, que pueden impedir los grandes casos de corrupción porque son muy pocos los que los pueden llevar a cabo, que si hicieran lo mismo con la corrupción pequeña, que llevan a cabo miles de personas, se quedarían solas y caerían. El PSOE, con su afán de controlar la justicia se delata. También con los nombres de los juristas en los que se apoya.

Los políticos de derechas que se dejaban acomplejar de ese modo merecían esos complejos. Pero ya a estas alturas ni aunque no den mucho de sí, esos complejos, dado el gobierno que hay, cuya indigencia intelectual y moral es palpable, tiene sentido. Pero hay otros socialistas que a la vista de ello, y con el fin de poder salir con la cabeza alta a la calle, deberían romper el carnet.

Que una persona tan negada como Belarra se fotografíe con el niño sobre la mesa y se permita decir que trabaja para mejorar la vida de alguien, de los españoles en su caso, es bochornoso. Y además es comunista. El comunismo no ha mejorado nunca la vida de nadie, aparte de sus dirigentes, y el mundo lleva miles de años, durante los cuales han surgido muchas gentes valiosas, para que ahora venga ésta dando lecciones. Santa Teresa de Jesús, infinitamente más inteligente y valiosa, era también infinitamente más humilde.

El PSOE ha perdido el oremus, si es que lo ha tenido alguna vez.

Esos libros míos

 


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