jueves, 29 de diciembre de 2022

Un retrato del presidente

 

Se lo hizo Ignacio Varela, que conoce por dentro al PSOE y que está acostumbrado a tratar a los socialistas más encumbrados. Es un traje a medida, perfectamente cortado y cosido. Si los socialistas tuvieran criterio no lo pasarían por alto, pero seguramente ni lo leyeron, ni lo leerán, no vaya a ser que les cause problemas de algún tipo.

A Leguina lo han tirado del partido por no hacerle la pelota a Sánchez, así que están todos avisados. Algunos hacen un simulacro para que parezca otra cosa, pero en cuanto aquel hace una mueca se ponen todos firmes.

Son muchos los que han explicado su idea del sujeto que lleva a España a la ruina, psiquiatras, psicólogos, periodistas, cantantes, toreros, empresarios, y todos los trajes que le han hecho le van como anillo al dedo. Hasta alguien que no está bien de la cabeza, como es el caso de Torra, ha dado en el centro mismo del clavo al definirlo. Es que se trata de un caso muy claro.

Sánchez, en cambio, no se entera. Habiendo como hay tanta gente diciendo cosas de él, y ninguna de ellas bonita, y a pesar de que cuando pisa la calle, es pitado y abucheado, dice, con absoluta seguridad de que será así, que pasará a la historia. Da la impresión de que está convencido de que habrá un libro de historia muy gordo, dedicado únicamente a su persona. ¡Que se quite Cristo del trono, que voy yo!, parece pensar.

Pero no sólo es el. Todos los socialistas de carnet y al corriente de las cuotas tratan de justificar lo injustificable, le inventan méritos y logros e intentan convencerse de que su legado será bueno.

Aunque hay algo que les quita el sueño a todos, a Sánchez y a sus acólitos, y es que las encuestas vienen vaticinando que esto se acaba. Para ellos. Se vislumbran trampas o intentos de hacerlas, y cambios de chaqueta.

Esos libros míos


 

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