Cree Sánchez en su torpeza cada vez más evidente que porque le pueda hacer desplantes al Rey es mejor que él. Jamás podrá llegarle a la suela del zapato.
Presume de presidente ‘de España’, el muy bobo, cuando sólo lo es del gobierno y, además, no ofende al Monarca, como piensa, sino a todos los españoles a los que representa. A todos, a los tontos y los desleales inclusive.
Felipe VI es el baluarte que defiende la democracia española frente a los golpistas de medio pelo, como lo es el Felón, que sueña con instaurar una dictadura y perpetuarse en el poder. Está tropezando con unas barreras con las que no contaba, la principal de todas la que supone el Rey, que está demostrando una firmeza, un saber hacer y una elegancia, que están muy lejos del alcance de sus enemigos, cuya incapacidad para apreciar estas virtudes proviene de su gusto por la vileza.
Imaginemos que un patán como Nicolás Maduro les hubiese hecho un feo a Mario Vargas Llosa o a Miguel Delibes, mucho más inteligentes, educados y nobles que él. Pues habría quedado como lo que es: un patán.
La educación, los buenos modales, el gusto, no tienen nada que ver con el poder, sino con el esfuerzo por conseguirlos. Y está claro que lo de nuestro bobo particular es el engaño, la mentira, la traición, la grosería. Hay mucha gente como él. Educada y elegante hay mucha menos, porque tiene su dificultad conseguir esto.
Lo raro no es que haya gente así, sino que personas a las que se les supone calidad personal lo defiendan y lo apoyan, con lo que dan a pensar que eso que se les suponía no estaba muy fundado. Se disfrazan de personas dignas y luego no tienen ni idea de lo que es la dignidad, como es el caso del felón bobo.
Esos libros míos
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