En estos tiempos se ha puesto de moda que muchos hablen de lo que no entienden. Dicen democracia y cada uno tiene su propia definición. La usan para justificar ilegalidades, lo cual es absolutamente antidemocrático. Pedir democracia es exigir que se cumpla la ley, que ha de estar por encima de todo.
Por lo mismo, hablan de dignidad quienes no saben lo que es. Dignidad tiene quien está dispuesto a pagar un precio por ella. Para añadir precisión al concepto: dignidad tienen los iraníes que están siendo ahorcados por defender los derechos de las mujeres. No tienen las musulmanas que viven en España que no se quitan el trapo de la cabeza, en solidaridad con las mujeres iraníes, y sus familiares que se lo consienten.
No tienen dignidad quienes participan en una huelga injusta, en tanto que está destinada a desestabilizar a Ayuso, puesto que en las demás regiones españolas la Sanidad está peor que la de Madrid.
Dignidad sería que exigieran el cierre de todas las televisiones regionales, para dedicar el dinero que cuestan a la Sanidad. Hay que tener en cuenta, además, que no es sólo que esas televisiones no cuesten caras, sino que tampoco están al servicio de los ciudadanos, que se usan para adoctrinarlos, lo cual es muy grave.
Dignidad sería que exigieran el cierre de todos los chiringuitos improductivos y de todas las subvenciones destinadas a comprar voluntades.
Porque si sufrimos un gobierno que derrocha el dinero a manos llenas, complicando la gobernación futuros y encadenando a la deuda a las generaciones venideras, y encima se le organiza una huelga a la Comunidad Autónoma que mejor gestionada está y que es el motor económico de la nación, que participen en esa huelga nocivos, como la médica y madre, y que hablen de dignidad, es demasiado descaro. No tienen vergüenza.
Esos libros míos
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