Borro sin leer todos los correos que me llegan de esta organización, pero ahora aparece un anuncio que no hay más remedio que ver, cuyo lema es falso. Quienes les hacen donativos han de saber que se trata de una organización que no duda en mentir y si sabiendo eso siguen apoyándola son cómplices de la mentira.
El infame Hasél no ha sido condenado por rapear.
Amnistía Internacional supo encontrar excusas en 2011 para no considerar grupo terrorista a ETA, que fue fundada para sembrar el terror y lo hizo. Es una banda cobarde, porque siempre ha matado a traición y sin dar a sus víctimas ninguna posibilidad de escapar. Su crueldad ha quedado de manifiesto una y otra vez, hasta el punto de que recientemente uno de los etarras dijo: «quizá hicimos más daño del que teníamos derecho a hacer». Es imposible encontrar gente más abyecta.
Amnistía Internacional aún dio más pasos para mostrar su doblez. Se mostró partidario de que se trasladara a los terroristas presos al País Vasco, lo que está haciendo ahora Marlasca por orden del Felón, y que se investigaran las violaciones de los derechos humanos cometidas por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Como si no se hiciera. Como si no hubiera habido juicios y condenas por este motivo.
De lo que no dijo nada es de los casi cuatrocientos atentados que quedan por resolver. Con esto, que es primordial, aunque a los sucesivos gobiernos de España no les parezca importante, queda dicho todo.
Lo que debería estar en primer plano para toda la sociedad y, por tanto, para el gobierno y sobre todo para organizaciones con nombres sugerentes, aunque luego resultan ser engañifas, es que no quede ningún atentado terrorista impune.
En democracia no tiene cabida la impunidad y quienes abogan por concedérsela a los peores no deberían obtener ningún respaldo.
Habría que tirar de la cadena para que Amnistía Internacional desapareciera por el sumidero.
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