martes, 30 de marzo de 2021

Se va el caimancito

 

Nació en el seno de una familia acomodada, puesto que sus antecesores disfrutaron de buenos salarios en los ministerios del franquismo, pero esta ventaja social no le podía alcanzar, pues Franco no iba a ser eterno.

Eso, seguramente, fue lo que les hizo prepararse para otros modos de vida, provocando para ello algunos cambios curriculares, con el fin de que en el futuro no se les asimilara al franquismo.

Lo que tuvo claro el protagonista desde siempre es que trabajar no es lo suyo, por lo que pensó en una vía que le permitiera vivir sin dar palo al agua y vio la luz: viviría de los pobres. En Venezuela estaba el modo de engatusarlos y allá que se fue a aprender la técnica.

Todo le salió bien al principio, tanto que parecía que se iba a comer el mundo, al PSOE más bien, y él mismo se lo creyó. Exultante, comenzó a actuar sin medir las consecuencias de lo que hacía y decía y la burbuja comenzó a deshincharse cada vez más.

Un error de cálculo de Sánchez, es decir, del miniRasputín, ha tenido como consecuencia que Ayuso ponga patas arriba todo el tablero político. Nuestro gandul particular le vio las orejas al lobo y le pidió a su santa que saliera a salvar el partido. Lo de ‘santa’ no hay que tomarlo al pie de la letra. Se le nota en su actitud, en sus modales, en su forma de estar y de hablar que no ha recibido educación en su vida. No obstante, se atrevió a tildar de maleducada a CAT. De Ayuso dice cosas peores, pero no se ha atrevido a medirse con ella en la contienda electoral. Tampoco el comunista de las simplezas.

No le ha quedado más remedio que hacerlo al propio macho alfalfa y cabe la posibilidad de que los madrileños, de forma elegante, le enseñen la puerta de salida.

Pero no hay modo de imaginarlo trabajando en ninguna cosa.

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