Si se diera el caso, a Otegui le ocurriría como al asno de Buridan, puesto que tendría paja a un y otro lado, siempre dentro de la extrema izquierda, aunque él no moriría por no saber cuál comer, sino que calcularía cual de entre todas las opciones con las que simpatiza puede resultar más dañina para España.
Por un lado está Carmena, que despierta tantas simpatías entre los etarras como desconfianza por parte de sus víctimas. El niño de la beca, por su parte, debe de pensar que todos somos tontos. Sus conceptos de la libertad y la democracia deben de ser del gusto tanto de Maduro, como del propio Otegui. El hecho de que vaya pregonando sus ideas públicamente sólo puede obedecer a dos motivos: o es tonto, o piensa que los tontos somos los demás.
Iglesias, que es otro de los montones de paja que tentarían al etarra, piensa que Errejón es tonto, puesto que le ofreció un pacto claramente desventajoso para él. No lo aceptó, pero no sabemos si es porque se dio cuenta de que no le conviene, o porque se lo impidió el rencor, porque los podemitas son muy rencorosos, tanto como los etarras. Errejón sigue siendo podemita, aunque ahora esté en otro partido, pero éste bebe de la misma fuente comunista radical.
Desde que los magistrados Pascual Sala, Eugenio Gay, Elisa Pérez Vera, Pablo Pérez Tremps, Luis Ortega y Adela Asúa decidieron que Bildu es un partido constitucional han aparecido otros con la misma idea de perjudicar a los españoles todo lo que puedan, con las mismas ansias de hundir a España en la miseria, que es el camino más recto hacia una dictadura de izquierdas, de esas que no se acaban nunca, porque encuentran unos apoyos que los convierten en inexpugnables.
Es por eso que las esperanzas de todos los demócratas están puestas en Ayuso.
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