Alguien ha dicho que quien dará la batalla a Ayuso no será Gabilondo, sino que el propio Sánchez será quien lo haga. No será así, al menos no del todo.
A nadie se le puede escapar que Sánchez quisiera que Ayuso desapareciera de la escena política, aunque lo que en realidad le gustaría es que desaparecieran todos y quedarse él como dueño y señor absoluto de los destinos de España.
Tan fuerte y palpable debe de ser este deseo para los de su entorno que el mini Rasputín diseñó una operación para que, en alguna medida, viera complacidos sus deseos. Digo en alguna medida porque aunque la operación contaba con todas las Autonomías gobernadas por el PP, eso en modo alguno puede colmar sus deseos, porque hasta que no consiga desbancar a Dios para ocupar su lugar no estará satisfecho.
El operativo comenzaba en Murcia, de donde es Teodoro, y eso presentaba un atractivo añadido para el listillo urdidor del golpe, pero Ayuso es más lista que todos esos juntos, los vio venir y urdió el contragolpe.
Gabilondo traga con todo lo que le manda su señorito, pero no es capaz de enfangarse tanto como Iglesias, por lo que se piensa que Sánchez, el Felón, tomará el toro por los cuernos. No. A ese le gusta actuar cuando tiene al contrario amarrado y sin capacidad de respuesta o está distraído y no espera el golpe traicionero. No se da el caso, Ayuso está despierta y vivaracha. No se atreverá Sánchez a enfrentarse a ella a cara descubierta y en igualdad de condiciones. No se atreverá.
En lugar de eso, se servirá de los medios subvencionados -y la subvención a los medios es la mayor corrupción de España-, algunos ya han comenzado a atacar a la presidenta madrileña de forma furibunda, de las televisiones que le obedecen, de los villanos y de todo el juego sucio a su alcance.
Esperemos que un número suficiente de madrileños demuestren que hacemos bien en confiar en ellos.
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