viernes, 26 de marzo de 2021

Mónica Oltra no ha dimitido todavía

 

Según me han contado, porque no veo la televisión, esta persona tiene afición a aparecer en programas basados en la sensiblería y el morbo, en los que exhibe de forma teatral unos sentimientos que es seguro que no tiene.

Si los tuviera, respetaría a los contribuyentes que le pagan el sueldo y se comportaría de forma digna. Un político no debe exhibir, salvo en muy contadas ocasiones, sus sentimientos, verdaderos o simulados. Un político debe dar cuenta, de forma seria y ordenada, de su gestión, explicando aquellas cosas que tras prometerlas no ha podido hacer, y la forma de enmendar los errores cometidos. También sus propósitos para el tiempo que le queda por delante. Eso es lo que debería hacer.

Lo que hace Mónica Oltra es poner el nivel político a la altura del betún. Pero lo malo no es eso, porque una vez que se ha podido comprobar que su rostro no tiene nada que envidiar al pedernal, en lo que a dureza se refiere, es obvio que no va a dimitir, pero en la Generalidad Valenciana manda, es un decir, Chimo Puig, entre cuyas características están la de llevar peluquín, no tener nada en la sesera, pero sí un hermano, y lo que debería hacer éste, si tuviera vergüenza -si tuviera-, es destituirla. Lejos de eso, él y todos sus mariachis la han aplaudido.

Dicen que vienen a regenerar la política valenciana, liberándola de la corrupción, pero resulta que la corrupción a la que se refieren sólo es la del PP, y lo quieren conseguir teniendo a este partido al margen de las instituciones, y su estrategia para conseguirlo es convencer al público de que cualquiera del PP es un demonio.

A Mónica Oltra, no obstante, haga lo que haga, y no hace nada bueno, la aplauden, la apoyan, la sostienen. ¡Qué vergüenza!

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