lunes, 15 de marzo de 2021

VOX encuentra la horma de su zapato

 

Casado no soporta a VOX y quisiera hacerlo desaparecer de un plumazo. A Casado lo comparan con una vaca que mira pasar un tren. Muchos de sus votantes optan por VOX, partido en el que observan más energía en la defensa de sus principios.

Ayuso es de otra pasta y por ello mismo no me extrañaría que fuera vista con recelo por la cúpula de su partido. Es lista y coge las ocasiones al vuelo. Se dio cuenta pronto de que ser objeto de odio de la izquierda cerril le acarreaba la simpatía de la derecha e incluso de la izquierda civilizada. No le inquietan los ataques obscenos y persistentes de los podemitas, lastritas y otras gentes del montón. Es más, sabe que le favorecen y no se frena a la hora de decirles las verdades del barquero. Los trata como los gamberros que son.

A Ayuso no se le van los votos hacia VOX, sino que los votantes del PP que habían optado por este partido vuelven a ella. Ayuso remarca, una tras otra, sus diferencias con VOX. Invierte tiempo en dejar esto claro. Pero a continuación añade que no tiene ningún problema en pactar con este partido, que no es de extrema derecha y que, realmente, los extremistas están en el lado del gobierno. El sanchismo, que no el socialismo, es extremista. Y qué decir de los asquerosos podemitas. Lo de asquerosos es mío. Y de los no menos asquerosos terroristas y delincuentes en los que se apoya.

A VOX le venía muy bien un dirigente como Casado que le ayudaba a engordar y a crecer. Y se ha encontrado con alguien que le va a disputar los votos con más perspicacia y con la conciencia de que al estar dispuesta a pactar le quita alternativas. No puede declararle la guerra abiertamente. Es Ayuso la que ha marcado las reglas de juego.

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