Es evidente que si el PP cierra en falso la herida, que ha sido provocada de un modo tan cerril e improcedente, y adopta una solución de compromiso, las posibilidades de Abascal de convertirse en el próximo presidente del gobierno son muy grandes. Y si eso ocurriera la desaparición del PP sería cuestión de tiempo.
Pero si la crisis del PP se cierra de modo correcto, o sea, expulsando del partido para siempre a quienes de forma pueril e irresponsable han provocado la crisis, haciendo mucho daño, y a continuación le ofrecen la presidencia del partido, de un modo que no la pueda rechazar, a quien desean todos los españoles sensatos, el partido que puede desaparecer a corto o medio plazo es VOX.
Ayuso ha dicho que su sitio está en Madrid y es lógico que lo diga y es cierto. Ella no ha hecho ningún movimiento en contra de Casado. Es el fervor popular que despierta, el deseo de la mayoría de los ciudadanos de verla convertida en la presidenta de España lo que ha motivado los celos de éste. Y los de Sánchez, que algo ha tenido que ver en el asunto.
Ya quisieran esos dos que la gente los aclamara como hace con ella. Pero es que nadie lo había conseguido en la política española. Si Felipe González, que tuvo algo parecido, pero que no era igual, se hubiera presentado por otro partido no habría tenido el mismo éxito. En cambio, Ayuso tiene éxito por sí misma. Lo habría tenido en cualquier partido, otra cosa es que la hubieran dejado brillar. En el PP tampoco se puede, pero Casado siempre se da cuenta después. Le pasó con Cayetana, a la que creía poder controlar. Y luego no supo valorar a Ayuso, porque por carecer de ellas desconoce las cualidades que la adornan, una de las cuales es el valor, y la ha venido menospreciando.
Es decir, a Abascal le puede salir cara o cruz y la moneda está en el aire y no puede hacer más que esperar.
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