sábado, 5 de febrero de 2022

Adriana Lastra se supera

 

Ha dicho, sin más pruebas que su proverbial afán por difamar al PP, que este partido ha comprado a los dos diputados de UPN.

No sería la primera vez que el PP compra diputados de otro partido, pero también lo ha hecho el PSOE, y en este caso es mucho más lógico que sea quien lo haya hecho, o sea, que haya comprado los votos de UPN y que los dos diputados díscolos, por coherencia ideológica, se hayan negado a cumplir el pacto hecho por su partido. Que Adriana Lastra esté lastrada por su sectarismo, o deseo de agradar a su señorito, por cuyo motivo sea ajena a la lógica, es sabido.

Tampoco tiene ni idea, como es normal entre las gentes del PSOE, de democracia. Si Adriana Lastra fuera demócrata estaría dolida por el pucherazo que se llevó a cabo en el Congreso de los diputados, que constituyó un ataque frontal a los pilares de la democracia.

Esto es lo que debe importar a todos los demócratas. Esta cuestión es mucho más importante que la que se refiere a si el PP acertó o no al votar en contra.

La tarea fundamental en estos momentos es preservar la democracia, amenazada por los continuos intentos totalitarios de este personajillo aspirante a dictador, llamado Sánchez, al que se le augura un doloroso paso a la insignificancia cuando ya nadie, ni siquiera Adriana Lastra, se sienta obligado a sostenerle los espejos para que se mire. Quizá haga lo mismo que Zapatero, mostrar cada vez más vileza con el fin de aparecer en los noticieros.

El PSOE, con su sumisión a ese sátrapa -un rufián diría sáprata- viene a demostrar algo que resulta muy doloroso y es que el porcentaje de pelotas en España supera el límite de lo aceptable. De hecho, abundan los santones salvapatrias que sólo aceptan pelotas en su entorno y que necesitan refugiarse en la tribu.

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