Decía en mi anterior entrada, a propósito de las fechorías de Putin, al que ni la jueza argentina María Servini, ni el exjuez español Baltasar Garzón, se atreverían jamás a procesar por sus numerosos crímenes, que el Occidente adormecido se ha dejado invadir por movimientos, religiones y partidos políticos cuya intención desestabilizar y sembrar la confusión. Ahora mismo en Cataluña hay una ley antidesahucios que es un disparate y sólo puede haber sido concebida por mentes perversas. No se entiende que los catalanes soporten eso. Les tienen que haber lavado el cerebro.
No cité en el citado artículo a dos organizaciones vestidas con piel de cordero, pero que son auténticos lobos. Procuran la ruina y la quiebra del mundo civilizado. Se trata de Amnistía Internacional y GreenPeace.
La primera de ellas, A.I., dijo hace poco, con una cara tan dura que hace sospechar que sus dirigentes son comunistas, que el rapero Hasél fue condenado por rapear, lo cual es una mentira tan grande como la desvergüenza de esta organización. Pero es que en tiempos anteriores se refirió a ETA como grupo armado, no como banda terrorista, añadiendo que la policía torturaba a sus componentes, cosa que desmiente el hecho de que haya casi cuatrocientos atentados sin resolver y que algunos policías han ido a la cárcel por ese motivo, dado que la legislación española prohíbe las torturas.
Greenpeace es del mismo estilo. Trató de impedir que un barco con un cargamento de gas pudiera descargarlo, sin que le importe demasiado que la gente más pobre se muera de frío. Esta organización hace mucha propaganda en la que difunde ideas perjudiciales para la población, pero sabe disfrazar sus alegatos para que parezcan razonables y la gente pique.
A los países democráticos no les queda más remedio que despertar y defenderse de todas estas amenazas, unas evidentes y otras solapadas.
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