Desde que se alzó con la presidencia de la Comunidad de Madrid que Isabel Díaz Ayuso es el objetivo de la extrema izquierda que, a pesar de su barbarie o quizá justamente por ello, porque al no tener talento sus componentes han potenciado sus instintos primarios, detectó en ella unas actitudes no frecuentes, o sea, que tiene criterio y se sirve de él.
Tampoco la izquierda se ha privado de hacer juego sucio contra ella. Tanto presumir con el eslogan ‘Somos la izquierda’ para luego ser unos vulgares tramposos. Uno de esos, valenciano y tonto, lleva peluquín. Ataca a Ayuso de forma estúpida, pero con ello, en realidad, les hace la pelota a sus protectores, los del nordeste.
Esos otros dos a los que ya son varios quienes los conocen como Pepe Gotera y Otilio, la pusieron en la diana cuando se dieron cuenta de que no tenían el control absoluto sobre ella. Por este mismo motivo destituyeron a Cayetana Álvarez de Toledo, pero con ella no pudieron hacer lo mismo. Desde entonces que están buscando la manera, pero ella sabe jugar sus cartas muy bien y viendo actuar a unos y a otros se podía vaticinar sin margen de error quién metería la pata en ese juego. Lo que presentaba dificultades en la predicción ese que se hiciera de modo tan ridículo.
Parece claro que el documento que ha dado lugar a to do sólo puede haber salido del gobierno. Vamos a ver quién se atreve a poner la denuncia o a quién le conviene hacerlo, porque el asunto es delictivo. Digamos entonces que Pedro Sánchez, que sabe que quien puede ganarle las elecciones es Ayuso, le cede un documento a Pablo Casado, que le tiene unos celos visibles desde lejos, para que la pueda liquidar. Y él, acostumbrado a que en el partido todos se le plieguen, piensa que ella hará lo mismo.
Mención aparte merece la actuación de los panfletos de la izquierda, algunos de los cuales aparentaron dignidad en tiempos pasados, en el caso.
El resultado final sólo puede ser uno: Ayuso presidenta de España.
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