miércoles, 20 de abril de 2022

Sánchez irá a Kiev

 

El motivo del viaje es más que evidente. Va para lo mismo que fue tantas veces a La Palma, para que lo vean. Lo normal en él es que se lleve un número grande de acompañantes, que para eso tiene la llave de la caja. Sólo faltaría que los discursos se los escribiera Fernando Ónega, y que dijera también ‘puedo prometer y prometo’, momento en que Zelenski, a pesar de la gravedad de la situación, no se podría aguantar la risa.

Y es que mientras él va allí a gastar dinero de los contribuyentes, parte de su gobierno ha tomado partido claramente por Putin. Desde el principio de la salvaje e injustificada invasión rusa ha sido así, dificultando e impidiendo que el gobierno español adoptara la actitud correcta, la misma que nuestros aliados, por decencia, porque no se puede permitir lo que ha hecho Putin, y también por precaución, porque nada indica que el agresor se vaya a detener ahí. Hay que pararle los pies.

Lo que debería haber hecho Sánchez desde el primer momento es destituir a los ministros traidores, a los que no saben guardar lealtad a los españoles, sino que los quieren arrastrar por el despropósito y el oprobio. Y en lugar de mostrarse como un presidente digno y firme, incapaz de llevar a sus socios al orden, ha optado por contemporizar con ellos y tratar de engañar a todo el mundo, y si a estas alturas consigue engañar a alguien es porque quiere ser engañado. A Zelenski desde luego que no lo puede engañar. Tampoco es probable que desee su visita. Es de suponer que avisado, como lo está ya, de que el presidente español, con su afán de protagonismo, inadvertidamente puede dar pistas a los rusos de su localización, habrá tomado las medidas necesarias para protegerse debidamente.

Es una pena que Sánchez no considerara otra opción mejor, como lo hubiera sido que se desplazara a Moscú a intentar convencer a Putin.

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