Era lo previsto, dicho sea de paso. Llama la atención que siendo los políticos socialistas franceses mejores que los españoles, porque estos en su mayor parte no saben más que aplaudir al jefe, se hayan hundido, al contrario que los de aquí, que a pesar de lo desastroso de su gestión siguen teniendo opciones electorales.
Habrá que convenir en que muchos de los votantes españoles son masoquistas, puesto que votan opciones claramente dañinas.
El presidente del gobierno de España fue capaz de lanzar este tuit
https://twitter.com/PabloCamPiq/status/1513421206019522561?s=20&t=tFhlihxBIiN0nxdnj0nCTA
No me imagino a Felipe González haciendo lo mismo, no porque le falte caradura, sino por no hacer el ridículo. Ya se sabía que el resultado iba a ser peor que malo. Las circunstancias requerían mayor comedimiento.
Sánchez que, como casi todos los políticos socialistas de la democracia, se dedica todo el tiempo a fomentar la discordia y el enfrentamiento, habla de unión y solidaridad. Todo en él es cartón piedra, propaganda y desinterés hacia los problemas del prójimo. Ha ido muchas veces a La Palma, en Falcon, a que vean lo guapo que es.
Su arte consiste en derrochar dinero a manos llenas, ajeno a los problemas que van a tener los españoles cuando el BCE deje de comprar deuda y haya que acudir al mercado a conseguir el dinero que necesita. Lo ocurrido con Zapatero se repetirá más pronto que tarde. Muchos de los masoquistas dejarán de serlo cuando noten que su umbral del dolor ha sido soprepasado. Cuanto más tarde en caer más difícil será la recuperación si llega. Todavía no nos hemos recuperado del daño causado por Zapatero y este es más grande.
El PSOE recorrerá el mismo camino que su hermano francés. Falto de ideología y de convicciones, se abraza a todas las farolas. Ni siquiera soporta el debate interno. Hay que seguir las consignas al pie de la letra y corear los eslóganes a pleno pulmón.
Si quisieran sobrevivir actuarían de otro modo. Quizá es que no lo hay.
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