Tras los cambios habidos en el PP, los líderes de los que hasta el momento vienen siendo los partidos principales no tienen más remedio que escenificar un intento de acercamiento. Ambos saben que el intento no puede pasar de la simulación habida cuenta del palmario odio cerril que Sánchez siente por el PP.
El socialista aprovecha la ocasión para establecer, como es su costumbre, un marco mental favorable a sus intereses. Él, que se ha desplazado a la extrema izquierda, le exige a Feijóo que acerque al centro. Quiere hacer que él está ahí.
El líder popular, mucho más curtido que su antecesor, puede responder no con simulacros, sino con fuego real. Propuestas que realmente pueden hacer mella en el electorado, como lo son la rebaja de los impuestos y la construcción de centrales nucleares. Tiene el partido ganado, dada la impericia en la gestión y el gusto por el derroche de todos los componentes del gobierno.
A los podemitas esta representación teatral no les puede hacer gracia, puesto que no tiene ningún tipo de representación en ella, algo a lo que no renuncia nunca, por lo ha salido a protestar con su habitual sarta de mentiras. Por un lado tienen miedo, porque saben que Sánchez con tal de conservar su poltrona es capaz de cualquier cosa, y por el otro también, porque temen perder la mitad de sus escaños, o más, en las siguientes elecciones y necesitan publicidad para evitarlo. Alegan que sin ellos los trabajadores salen perdiendo, cuando lo que están procurando es la ruina de todos, especialmente de los trabajadores. Riegan de millones a los sindicatos, imprescindibles en democracia, pero que cebados con marisco se tornan inoperantes, como lo demuestra el hecho de que toda España esté en huelga, menos ellos.
Mientras tanto, VOX calla, porque le están haciendo publicidad los partidos de izquierda. Depende, sobre todo, del espacio que no ocupe el PP,
No hay comentarios:
Publicar un comentario