Claro que si nos fijamos en que es ministro de Memoria Democrática, ya son dos, porque eso de memoria democrática es un invento como aquellos del TBO. ¿Cuál será la memoria antidemocrática?
El hombre, o ministro, azuza el miedo a Vox sin darse cuenta de que a quien temen los españoles a estas alturas es a Sánchez, por su falta de escrúpulos y por su ineptitud.
La democracia consiste en que la ley esté por encima de todo, y Vox tiene más respeto a las leyes que el presidente del gobierno y cualquiera de sus ministro, a ninguno de los cuales, según su comportamiento, se les puede considerar demócratas.
El problema de Bolaños es que no sabe cuál es el problema más acuciante que tiene el gobierno, porque si lo supiera no andaría diciendo esas bobadas que ya todo el mundo se las toma a risa.
El Banco Central Europeo dejará de comprar deuda en julio, con lo cual el gobierno no tendrá más remedio que colocarla en los mercados y ese será el momento en que él se dé cuenta, o se lo diga alguien, que todo ese dinero que van derrochando los ministros de Podemos y el que está regalando a los separatistas y los sindicatos le vendría muy bien. Porque entonces quizá comprenda que lo de ir en Falcon de aquí para allá se ha acabado. Si en las actuales circunstancias se detecta mediante las encuestas que 400 000 votantes suyos se han pasado al PP, cuando el deterioro de la economía haga un daño que resulte insoportable a un buen número de personas, Sánchez tendrá que salir por pies.
Eso es lo que tendría que estar haciendo Bolaños, buscar soluciones para esa situación. Ver de qué modo puede ahorrar dinero. Reducir a la mitad el número de ministerios, cerrar las televisiones, pedirles a los separatistas que paguen lo que deben, etcétera.
Eso haría si fuera un ministro serio. Pero no, está representando un papel, ajeno al peligro.
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